lunes, 23 de abril de 2012

Preview: Mysterious Girlfriend X




Calificación Preliminar

SALIVAJO EMOCIONAL


Tsubaki está en la etapa de su vida en la que anhela tener novia. Dado que el muchacho es algo tímido no le va a resultar sencillo, pero se le va a presentar una oportunidad. La nueva chica que ha aparecido en su clase, puede tener un pase....vale, es un tanto peculiar porque se queda dormida en mitad de las lecciones, le dan ataques de risa de golpe y no parece muy comunicativa. Pero mira, resulta que casualmente al ir a despertarla cortesmente, un buen día, Tsubaki se queda prendado de la extraña Urabe. Una vez que la muchacha se ha largado, el chaval se queda absorto mirando la baba o saliva que ha dejado la anterior al dormirse en el pupitre..."¿qué sabor tiene la saliva de Urabe?" ¡y acaba probándola!
Al día siguiente se encuentra fatal y permanece en cama, enfermo, hasta que la mismísima Urabe va a su casa para administrale una cura para todos sus males (mal de amores): su particular saliva.
Un argumento estrafalario y se puede decir, hasta guarrete, sirve como sustento cómico para esta curiosa serie. Es curiosa por varios motivos: el primero es su aspecto visual que parece una extensión avanzada (o no tanto) de aquel magnífico Ranma 1/2 de Rumiko Takahashi, el otro por supuesto, su argumento basado en el vínculo físico y psíquico que forman en torno a la saliva, que es capaz de transmitir todo tipo de emociones y por último que a pesar de no cogerla con muchas ganas, tiene un componente de enganche in crescendo que no me lo esperaba que tuviera.
Flojea bastante si nos ponemos a evaluar su música en todos los aspectos y a pesar de lo original que pueda parecer la historieta de la saliva, no deja de ser una comedia de instituto de las de siempre, con un protagonista necesario pero repetido mil y una veces, solo que en esta ocasión compensado, como no, por la "Mysterious Girlfriend" y su desconcertante comportamiento tijera en mano, entre otras cosas. La seguiremos viendo, pero desde una cierta distancia,  no sea que acabemos con las ropas hechas trizas.

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